lunes, 11 de febrero de 2013

2.3.6 Las competencias parentales y su clasificación.


Superar el destino de la experiencia escolar enfocado a la exclusiva trasmisión de conocimientos, datos, información,  y procedimientos, a través de una visión basada en educar desde un modelo en competencias, implica reconocer en las familias una tácita influencia en la formación actitudinal y valoral de niños y basada en educar desde un modelo en competencias, implica reconocer en las familias una tácita influencia en la formación actitudinal y valoral de niños y jóvenes. Si bien, desde la perspectiva de una acción escolar que contribuya al desarrollo integral de sus destinatarios, la conciliación de intereses, propósitos, metas y retos de los distintos agentes educativos es tarea en vigencia.  Por  tanto, la intervención educativa hacia las competencias parentales adquiere importancia frente a la acción curricular y pedagógica.

 

 Al respecto, Zabala y Arnau (2008), los sistemas educativos debiesen tener obligación de garantizar un desarrollo pleno a la ciudadanía; por tanto, los contenidos curriculares que no corresponden a la escuela tradicional, deben ser imprescindibles para el bienestar social, y de la población escolar, lo cual requiere de la adopción de medidas pertinentes que conlleven al aprendizaje, compensando en lo posible, los déficits familiares.

 

Si bien el desempeño es el elemento y eje principal de la educación por competencias, éste no debe concebirse ni ser producto aislado de la expresión de las capacidades de una persona para dirigir y desarrollar actividades significativas dentro de su vida en sociedad. Puesto que implica la autonomía para seleccionar, ejercer y planificar sus propios recursos ante problemas diversos que le exige resolver su rol de parentalidad.

 

Estudios referidos en el presente marco teórico señalan como recursos de sistematización para la educación de competencias parentales, a guías de valoración, escalas de valoración  y mapas de competencias.

    

Rodrigo, Martín, Cabrera y Máiquez (2009)  definen como competencias parentales a intervenir para las familias en riesgo psicosocial, debido a convivir inmersas en contextos de extrema violencia: 

 

a)    Competencias educativas. Relacionadas a la resilencia familiar; se refieren a la organización de actividades de ocio con toda la familia, o la educación en valores; también incluyen habilidades que permiten adecuar pautas educativas a los hijos para realizar ajustes en sus capacidades de observación, sensibilidad y reflexión.

 

b)    Competencias de Agencia parental. Refiere a las formas en que los padres perciben sienten y viven su rol parental como agentes protagónicos, activos, capaces y satisfechos.

 

c)    Autonomía  y desarrollo personal.  Que implican también la búsqueda de apoyo social.

 

d)    Vida personal. Requerimientos para afrontar con mayor garantía de futuro, su propia vida de adultos (Implican su propia historia, carencias afectivas, dificultad para establecer relaciones de intimidad con la pareja, falta de habilidades sociales, abandono prematuro de la escolaridad,   opciones en el mundo laboral).

e)    Organización doméstica. Alimentación saludable, administración de la economía doméstica, limpieza y orden de la vivienda, cuidado de la higiene y de la salud de todos los miembros de la familia.

 

Citan otras experiencias para evaluación de familias en riesgo psicosocial, como lo son  la guía de competencias parentales incorporado por el Departmente of Healt en Gran Bretaña (2000), la cual comprende: Cuidados básicos; garantías de seguridad en la protección del menor; calidez emocional; estimulación del menor; guía y límites al comportamiento del menor; y estabilidad en sus vidas. Y el modelo cognitivo conductual para intervención en situaciones de maltrato infantil diseñado por Azar y Cote (2002), mismo que agrupa las distintas competencias parentales en las siguientes áreas: Educativas; sociocognitivas; autocontrol; manejo del strés; y sociales.

 

Respecto a experiencias en el ámbito de justicia y protección a las familias y a los menores, citan a Reder, Luncan y Lucey (2003), quienes proponen la atención de competencias parentales relacionadas a los ámbitos: Funcionamiento personal; de rol parental; y de interrelación hacia los hijos.

 

A su vez,  Bayot, Hernández, y de Julián (2005), proponen una Escala de Competencia Parental Percibida (ECPP-P), versión para padres y madres, y sugieren por componentes para su análisis factorial:

 

1)    La implicación escolar. Enfocada al grado de preocupación y participación de padres y madres en el momento de dar respuesta a los aspectos escolares de sus hijos.

 

2)    La dedicación personal. Para evaluar en qué medida, padres y madres dedican tiempos y espacios para conversar, explicar dudas, trasmitir valores y tener presencia ante sus hijos.

3)    El ocio compartido. Respecto a que si los padres y las madres planifican tiempo libre para realizar actividades en las que participan todos los miembros de la familia; o bien, si el ocio se destina a uso individual.

 

4)    Asesoramiento y Orientación. Implica en qué medida padres y madres se han adaptado a las circunstancias que conlleva el nacimientos de su(s) hijo(s).

 

Este autor, a su vez, cita a Roa y del Barrio (2001) quienes llevaron a cabo la adaptación del Cuestionario de Crianza Parental, para medir actitudes de padres y madres hacia la crianza de los hijos, sugiriendo 8 subescalas: Apoyo;  Satisfacción con la crianza; Compromiso; Comunicación; Disciplina; Autonomía; Distribución del rol; y Deseabilidad social. Así como a Lago y García (1998), creadores del Perfil de Estilos Educativos (PEE), y a Ceballos y Rodrigo (1992), creadores del Cuestionario Situacional de Metas y Prácticas Educativas.

 

Barudy y colaboradores (2009) creadores del Programa Abriendo Caminos Chile Solidario, sustentan el propósito de la educación a competencias parentales, desde un enfoque sistémico-comunicacional; y proponen como sus principales componentes:

 

a)    Capacidades parentales: Que se conforman a partir de la articulaciónd e fectores biológicos y hereditarios, las experiencias vitales y el contexto sociocultural de los agentes parentales. Clasificándolas en:

 

1.     Capacidad de apego; Referidas a los recursos emotivos, cognitivos y conductuales de los padres para apegarse a los hijos.

 

2.    Empatía; Capacidad de los padres para reconocer las manifestaciones gestuales y de otras necesidades, que denotan estados de ánimo.

3.    Modelos de crianza; Modelos culturales que se trasmiten transgeneracionalmente, relacionados a la protección, educación y satisfacción de necesidades.

 

4.    Participación en redes sociales y utilización de recursos comunitarios; conformación de redes de apoyo que proporcionen y fortalezcan recursos para la vida familiar.

b)    Habilidades parentales: Función nutriente; función socializadora; y función educativa.

 

En un contexto social diferente, Martínez González (2009), del Ministerio de Sanidad y Política Social, para Oviedo España, en el Programa Guía para desarrollo de competencias emocionales, educativas y parentales,  sugiere clasificar las competencias de agentes educativos en: Competencias para la comunicación; la toma de decisiones; la resolución de problemas y la gestión  para la convivencia familiar.

Como experiencias más cercanas al contexto mexicano, podemos referir los Mapas de Competencias para agentes educativos, participantes del Programa de Educación Inicial no Escolarizado (CONAFE, 2005); particularmente el creado para Adultos encargados del cuidado y educación de los niños.

 

Respondiendo a los propósitos y metas de la Educación Inicial, las competencias parentales se clasifican en tres ejes o ámbitos; que a su vez, se desarrollan en subámbitos, correspondiendo:

 

1)    Eje prácticas de crianza: Cuidado y protección infantil; estimulación del desarrollo personal y social infantil; estimulación del lenguaje y comunicación infantil; estimulación de la exploración y conocimiento del medio.

2)    Eje personal y social: Desarrollo socioemocional; comunicativas.

3)    Eje desarrollo comunitario: Para su participación en grupos de  trabajo.

 

En lo concerniente a la Educación Especial, como ya se ha mencionado la experiencia más cercana se expresa en el Mapa de Competencias Parentales elaborado por la USAER VII-30, con sede en la ciudad de México, D. F. (Sin fecha), en el cual se ofrece la siguiente clasificación:

 

 
EJES
 
COMPETENCIAS
 
 
De desarrollo físico
-          Previene enfermedades físicas y psicológicas desde la edad temprana.
-          Brinda cuidados médicos oportunos en caso de enfermedad.
-          Promueve acciones que lleven a una vida sana.
-          Fomenta la actividad en el tiempo libre para beneficio de la salud.
-          Construye una sexualidad responsable que garantice la satisfacción personal.
 
De formación y educación
 
 
 
-          Realiza demostraciones de aprobación e interés ante los aprendizajes.
-          Ofrece alternativas de apoyo para el aprendizaje.
-          Fomenta los valores que lo lleven a relacionarse con su entorno de una manera armónica.
-          Brinda oportunidades de aprendizaje en cualquier contexto.
 
 
 
De protección y cuidado
 
-          Evita enfrentamientos y/o resuelve situaciones de riesgo en el centro escolar a través de la formación del juicio.
-          Fomenta el uso adecuado y dominio del mobiliario y el contexto urbano.
-          Orientan y supervisan experiencias corporales de dolor, malestar y daño.
-          Realiza gestiones ante instituciones sociales involucradas en los eventos específicos de riesgo o peligro.
 
 
De desarrollo afectivo y emocional.
 
 
 
-          Crea una base segura a partir del apego a sus cuidadores adultos en el entorno familiar.
-          Propicia y desarrolla el conocimiento de lo que siente y de lo que causa en el devenir de su vida.
-          Impulsa la regulación y el control emocional.
-          Entiende y facilita la necesidad que tienen los niños para automotivarse ante los retos de la vida.
 

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