jueves, 3 de noviembre de 2011

PARENTALIDAD ANTE LA DIVERSIDAD FUNCIONAL Y SU PARTICIPACION PARA LA INCLUSION ESCOLAR.

Familia y Diversidad Funcional.
     La premisa de  la familia como  base de la sociedad es bastante aceptada y estudiada como fundamento verdadero. La facultad de reproducción biológica como especie, de su filiación social como rasgo identitario, sus capacidades psicológicas para evaluar experiencias y aprendizajes, así como la evolución ontogénica que le llevan a estructurar personalidad y cultura, son elementos que rodean a la institución familiar.

     En ellas se adquieren, reproducen y modifican, las estructuras de organización para las actividades productivas.   Los roles, status, hábitos, oportunidades de desarrollo, y perspectivas de vida, forman parte de la vida interior de los micro sistemas sociales, representados en la familia.

     Si bien la definición de familia conlleva a una sola apremiada por la consanguineidad, no sucede así, en lo referente a los tipos de familia; las hay extensas, nucleares, monoparentales,  poligámicas, colaterales, recompuestas, unipersonales, entre otras; y es a través de la socialización que las nuevas generaciones adquieren las competencias personales para participar de los intercambios culturales al interior y exterior de su grupo de pertenencia, para satisfacción de necesidades propias, o bien colectivas.

Desde la perspectiva de la sociología, la familia y sus prácticas de crianza pueden impedir o favorecer el cambio y transformación social, ya que es una institución primaria;  cumple funciones de supervivencia para los individuos y del grupo social; se interrelaciona con otras instituciones incluidas las secundarias;  por tanto,  lo que afecta o potencia a una, tiene consecuencias en otra u otras. Si establecen entre ellas la participación social, pueden lograr permanecer  más allá de la variación individual, debido a que las instituciones ya están establecidas, regulando el comportamiento e ideas de sus miembros a partir de la socialización; siendo también  concebidas como agentes de estabilidad social, lo cual garantiza la continuidad cultural.

 Por ello,  la primer expresión de diversidad personal, en concordancia al derecho y sujeción de prácticas sociales recibidas en las prácticas de crianza y en las pautas culturales de referencia, parten de la dialéctica relación producida en las familias, conformando con ello, los estilos de educación, redefinidos una y otra vez, por las escalas de valor moral, que coadyuvan a su preservación y extensión.

  Desde una posición estructuralista, como la sugerida por E. Durkheim, la presencia de miembros en la familia con dificultades en la manifestación conductual, de comportamientos y de actitudes,  influirían para experiencias y condiciones de vida, heterogéneas, hoy llamadas diversas, antes consideradas anómalas; vista e interpretada la familia desde una posición funcionalista, la teoría sistémica y las aportaciones de Vigotsky, entre algunos,  acerca de los grupos e instituciones sociales, aportan nutridas explicaciones que permiten la comprensión de diversos fenómenos al interior familiar; tales como los ajustes y compensaciones, a prácticas de educación, e incluso permiten al individuo con características diversas la participación en la construcción del orden social

     Por lo tanto, son las figuras parentales (Padres, madres o tutores), quienes ponen en juego conocimientos, habilidades, actitudes y valores, que se hacen presentes como competencias para su labor parental basadas en la socialización; así, las alteraciones y déficits en el desarrollo infantil, les implicarán la búsqueda, práctica, y experiencia de vida que dé respuesta a las condiciones psicosociales de sí, y de los otros integrantes de la familia.

 Dentro de las variaciones en el desarrollo infantil se encuentran los producidos por déficits motóricos, sensoriales y cognitivos; al respecto, L. S. Vigotski (1) considera que esta defectología, como él le llama, incide en el desarrollo cultural de las funciones psicológicas que la persona en dicha situación de vida pueda habilitar.   Para él, el niño asimila la experiencia y los procedimientos de la conducta cultural y del pensamiento, como lo son el idioma, símbolos aritméticos, etc. Logrando con ello, la ejecución de actos culturales indirectos. Mismos que son precedidos de lo que él llama psicología ingenua, actos mediatizados externamente, y por último, los actos mediatizados internamente. Los resultados de la defectología consisten en la detención o retraso en alguna de las fases, ya que la formación de funciones superiores psíquicas se realizan en las oportunidades de desarrollo social, su interrelación y colaboración en el medio circundante, es decir, en la cultura.

 Sin embargo, las contribuciones de Vigotski, a través de la historia de la humanidad y por acuñación cultural se  anulan en el imaginario  a las capacidades conservadas, a la vez, disminuidas en mayor o menor intensidad, destinándoles a experiencia “Dis-capacitante”, anulando incluso el derecho a ser considerados como personas, sus derechos, y su funcionalidad social.

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