jueves, 23 de junio de 2011

Paradigmas y modelos teóricos para comprender a la diversidad funcional.

      A lo largo de la historia de la diversidad funcional enfatizada en el déficit y no en las capacidades humanas, es común encontrar el uso de términos utilizados como sinónimos, dentro de algunos podemos citar: Torpeza, impedimento, disminución, anormalidad, disarmonía, atipicidad, minusvalía, limitación, de capacidades diferentes o excepcionales. Su eficiente claridad y comprensión, conlleva a la revisión de los paradigmas y modelos teóricos de referencia.
1. Los modelos médico y social.  Son los modelos médico y social, los que mayor impacto han tenido en la concepción de la discapacidad; su desarrollo se remite a los avances de la medicina, el surgimiento de la psiquiatría, y el uso de la rehabilitación terapéutica, como intervención especializada de sanidad.
El modelo social paulatinamente evoluciona, con los aportes de la pedagogía especial, la psicología y otras ciencias sociales; exigiendo la corresponsabilidad colectiva para permitir y no obstaculizar la participación de las personas con deficiencias funcionales en la vida cotidiana.
     Complementar ambos modelos permite una visión más amplia para conceptualizar a la diversidad funcional;  de acuerdo a la Secretaría de Salubridad y Asistencia México, 200 se le considera como discapacidad, y el modelo médico es expresado en un paradigma  biológico, por lo que es consecuencia de una enfermedad, trauma o estado de salud; que causa a la persona un problema, y que le obliga a tratamiento profesional, individualizado; con fines de adaptación y cambio conductual. Vista en este paradigma, se presume una inferioridad natural y fisiológica, que conlleva dependencia y necesidad de intervención para su normalización.
 En el segundo modelo, se le asume como un complejo conjunto de condiciones, creadas en mayor parte por el ambiente social, el cual no se ajusta a las necesidades de las personas que presentan las carencias perceptuales, cognitivas, motóricas. Más allá, una de las vertientes de este modelo la considera como opresión social manifiesta en el entorno arquitectónico, la sobrevaloración y falsa idealización de la inteligencia, y la competencia social desigual; se añade por tanto, el desuso de los lenguajes alternos (Como el sistema braille y los creados para la comunicación de signos y señas) en ambientes normalizados, entre algunas alternativas facilitadoras de interacción. (10)
 Para Antonio Jiménez Lara (2007) (11), ambos modelos, el médico y el social, parten de  dos amplios paradigmas: El rehabilitador y el de la autonomía personal.
(10) INEGI (2004). Las personas con discapacidad en México: Una visión censal.
(11) Díaz Velazquez, Eduardo. (2003 ) Reflexiones epistemológicas para una sociología de la discapacidad.
     2.  El modelo de la “Teoría de la discapacidad”. López González (2006)(12), clasifica al abordaje de la diversidad funcional, desde la perspectiva de Discapacidad, entendiéndole a partir de la dialéctica entre individuo y sociedad, enriqueciéndole a la vez, como una concepción de condición individual; con perspectivas sociológicas tanto funcionalistas e interaccionistas, como materialistas; y con perspectivas de análisis basadas en la experiencia personal.
Así, la llamada “Teoría de la discapacidad” implica un matiz lingüístico, un propósito ético, un espacio histórico, un determinado posicionamiento conceptual. Por lo que precisa como elementos de análisis:
a)      Su procedencia: Que puede surgir de la experiencia personal en la discapacidad;   del profesional que trabaja con estas personas; o de ambos.
b)      La relación entre el pensamiento y la acción: Se refiere a lo que la gente cree  y entiende sobre la discapacidad, y lo que al respecto hace.
(12) López Gonzalez, María (2006)  Modelos teóricos e investigación en el ámbito de la discapacidad. Hacia la incorporación de la experiencia personal.
c)      El propósito y la aplicación de las teorías: Implica admitir el significado político  de este elemento.
        Del mismo modo, identifica tres etapas diferenciadas en la investigación y actuación práctica en el   campo de la discapacidad:
    La concepción de la discapacidad como condición individual; para esta, la característica básica del sujeto es el déficit; radica en una base biológica. Su estudio se desarrolla dentro del enfoque clínico y la estandarización psicométrica; también utiliza métodos experimentales, aplica lógica inductiva y epistemología empirista; hace fundamental la categorización de los datos sobre cada tipo de deficiencia, llamado hándicap (Robert Bogdan, 1989),  sus síntomas y el respectivo tratamiento. Así se organiza a los sistemas de servicios para los sujetos discapacitados: rehabilitación, psicoterapia, educación especial, etc. Contribuyendo este modelo al estudio médico sobre rehabilitación física, creación de nuevos medicamentos, e intervención genética, neurológica y quirúrgica.
 Concepción de la discapacidad como perspectiva sociopolítica; se desarrollan a partir de dos corrientes científicas; un grupo parte de la tradición de origen estadounidense del interaccionismo y del funcionalismo estructural. Las cuáles dudan de la “realidad” objetiva de la discapacidad; que debe entenderse como una etiqueta negativa que unas personas aplican a otras, y que tiene  como efecto la marginación social. Ejemplo de este modelo, son las teorías de interaccionismo simbólico, el cual considera que las personas como seres sociales, otorgan un significado a las cosas o situaciones que observan o viven, influidas por la forma en que lo puedan hacer otras personas, así las definiciones comunes que hacen les ayudan a mantenerse en la confirmación de las mismas como verdades. Al definirse como “sí mismo”, tienden a “Verse como las demás las ven a ellas”, siendo esta retroalimentación un proceso de interpretación. Esto enfatiza a la discapacidad como una condición personal devaluada llevando asociado cierto fatalismo explicado bajo el enfoque del estigma social, y contribuye a reforzar su explicación como patología humana.
 La mayor repercusión del interaccionismo, se observa en la organización de servicios; siendo ejemplo de ello, la educación especial y sus categorías en los alumnos para la escolarización, dicho sea de paso, segregadora. Al mismo tiempo, políticamente, la omisión de categorías puede ser utilizado para la supresión de prestaciones especializadas, con el fin de adelgazar  presupuestos y servicios, y argumenta a las diferencias, como identidades discriminatorias.
 Los supuestos funcionalistas se basan en el estudio sociohistórico de las estructuras en la sociedad, por lo que explica el surgimiento y mantenimiento de la discapacidad en las sociedades; debido a que el “Desarrollo social” funciona en base de la actividad rectora del trabajo y que la diversidad de su población denota que no todos viven en condiciones de cubrirlo como requerimiento, apertura el sentir de la necesidad.
 El acceso al sistema regulador de necesidades y sus beneficios, otorga la vigencia de profesionales generalmente adscritos y representativos del Estado, que definen y regulan la distribución de los servicios, acompañando  el discurso con el término Bienestar. En particular se otorga poder  público, social, y oculto,  a los especialistas de la salud y asistenciales, como lo son los trabajadores sociales, médicos, psicólogos, etc.
Situación similar es presentada por iniciativas particulares, contribuyendo así, al mercado de la discapacidad;  lo que claramente es contrario a la función rehabilitadora e integradora de las personas con discapacidad.
 El análisis crítico al funcionalismo, permite visionar que la vida independiente y autónoma de la población con discapacidad obliga hacia organizaciones y procesos diferentes a la asistencia social y su paternalismo de Estado, en las que se prioricen la información, la capacitación, la autogestión y la toma de decisiones en las personas beneficiadas.
 El otro grupo  se inspira en las teorías materialistas de Marx y Engels,  Llegando a afirmar que la discapacidad y la dependencia son la “creación social” de un tipo  particular de organización social basada en la política y la economía, en concreto  que es producto del capitalismo industrial, y por lo tanto, la población con discapacidad forma   parte de grupos oprimidos.
 Dividiéndose a la vez, en 3 periodos históricos: Periodo feudal europeo; la industrialización del S XIX; y  actualmente, el fin de la condición de opresión, impulsado por el uso de la tecnología y del trabajo colaborativo tanto de personas en esta situación de desventaja, como de agrupaciones heterogéneas que se solidaricen para tales fines.
 Este tipo de definiciones, identifica diferencias entre la deficiencia o defecto orgánico, y la discapacidad propiamente dicha como desventaja o limitación ante las actividades a ejecutar, a causa de que la organización social no propicia la inclusión y participación en general.
Al respecto, Mike Oliver añade que la economía y la organización social del trabajo, promotores de la ganancia, obtención del máximo beneficio, y la competitividad entre trabajadores, individuales,  desempeñan un papel clave en la producción de la categoría de  discapacidad y en la determinación de las respuestas de la sociedad a las personas con discapacidad; produciendo también,  racismo, sexismo, homofobia, gerontofobia.
Concepción del modelo social de la discapacidad; en las décadas de 1960 y 1970, en países escandinavos y otros más como E. U. e  Inglaterra se dieron movimientos sociales de colectivos considerados “Desfavorecidos”; integrados por minorías étnicas, mujeres, y personas con discapacidad, cuyo fin era pedir el reconocimiento a su igualdad social, a través de derechos civiles y ciudadanía.
   Particularmente, las personas con discapacidad y sus familias alzaron la voz para rechazar condiciones de vida marginadas en instituciones varias, su sometimiento a programas de rehabilitación que sesgaban su autonomía; a la vez, han coadyuvado en la investigación y concepción de la discapacidad (Que incluye la reflexión teórica en ciencias como la psicología, sociología, pedagogía, economía, política) , a partir de reinterpretar sus propias experiencias, su redefinición como organizaciones y grupos sociales, y la apertura en espacios de participación político-social.
Este modelo considera a los diversos elementos del entorno físico o social como limitadores o como barreras para un mejor desempeño en su cotidiano. Entre estos, se encuentran el lenguaje, las actitudes, la cultura, la organización, la distribución de servicios asistenciales e institucionales, y más allá, implícitas, las relaciones de poder de la vida social.
 Otras ventajas del modelo social, es que como experiencia colectiva, la discapacidad promueve autoestima y autoconfianza, no culpabilidad ni vergüenza; fomenta pues un sentimiento de capacidad o “Empoderamiento”. Motivando a la vez, el incremento de organizaciones, por todo el mundo, tanto a nivel local y en pequeña escala, como organizaciones nacionales e internacionales, dirigidas por y para personas discapacitadas. A la vez, la necesidad de alianzas y coaliciones en una lucha común  con otros sectores de población, en opresión, como las minorías étnicas, las mujeres,  el feminismo, etc. dan  relevancia a la heterogeneidad y a la diversidad.
Por consecuencia, han surgido dos importantes líneas discursivas:
 Las representaciones culturales de la diversidad, respecto al papel de ésta en la representación social, y en la actuación práctica de las personas con discapacidad (Incluye el análisis a la historia de la discapacidad, los aspectos que le diferencian en distintos pueblos y geografías, así como expresiones en las diversas artes); detectándose como factor implícito al prejuicio, que inicia con la construcción subjetiva del “Otro” cuerpo, del “Otro” diferente y de la “Diferencia” como valor, desvalorizado; representando lo que el mundo “Normal” teme para sí. Por lo tanto, esta línea advierte a la concepción sociopolítica de la discapacidad, acerca de que el prejuicio es anterior al capitalismo económico. El reto y aún vacío de investigación, en la representación cultural de la discapacidad, es acerca de la generalización de la premisa del prejuicio, en la totalidad de los pueblos y sociedades humanas.
 La discapacidad desde la experiencia personal, reclama la necesidad de reconocer, sensibilizarse,  respetar y celebrar la diferencia, manteniendo a la vez la solidaridad frente a la generalizada práctica de la opresión. Que la discapacidad no es una misma; requiere reconocer diferencias de capacidades, sexo, raza, clase social, orientación sexual y edad.

     Por lo que, su enfoque debe considerar múltiples aspectos como las relaciones personales, la sexualidad, y otras experiencias subjetivas directamente relacionadas con la deficiencia, e incorporarlos al análisis público y político. Obligando a no entender la diferencia como desacuerdo y fragmentación, sino como  acción social.
    3. Paradigmas de la pedagogía especial.  Grau Rubio (1998) (13), siguiendo  el esquema propuesto por  Burrell y Morgan, distingue cuatro tipos de paradigmas en la ciencia de la pedagogía especial, creada para el aprendizaje de personas comprendidas a partir de la discapacidad. Estos son:
 Paradigmas objetivos.- Corresponde a este tipo, toda epistemología del conocimiento o realidad social por medio del positivismo de la ciencia; los avances del conocimiento social son acumulativos, eliminando a la vez, hipótesis parciales o falsas; busca la naturaleza de la investigación, en la nomotética, teniendo por fin la búsqueda de leyes universales; por lo tanto, favorece explicaciones deterministas a la conducta del ser humano y de las sociedades.
 En la educación, estos paradigmas se encuentran infiltrados en la exigencia de intervencionismo, por medio de prácticas e investigación empírico-analítica, científico-técnica y reproductiva. Asume a la descripción y explicación de las conductas ante situaciones de enseñanza y de aprendizaje, correlacionadas con causalidad o variables.
 En particular, presupone para la utilización del conocimiento, a las siguientes concepciones de ciencia ante los factores cognitivo y social: Ciencia básica; Ciencia aplicada o tecnología;  y Conocimiento aplicado.
 (13) Grau Rubio, Claudia (1998) Paradigmas de investigación en Educación Especial.

 Otras características de los paradigma objetivos residen en el poder y control del conocimiento, originando roles y status de expertos, para quienes argumentan en la teoría, diseñan instrumentos, métodos y programas educativos; refiriendo en la categoría de prácticos a quienes reciben, usan y ejecutan tanto teoría como conocimientos.
Esta concepción de la práctica educativa, para la pedagogía especial se asumen en la realidad social y el de la deficiencia; por lo que a la discapacidad se le concibe como existente en el individuo, y puede ser diagnosticada y medida. Por lo tanto,  ha derivado el desarrollo de metodologías de intervención para el plano médico-clínico como para el escolar.
     En la educación especial estos paradigmas han aperturado principalmente a la metodología cuantitativa, consistiendo  en:
-          Fundamentalmente basada en la biología y en la psicología.
 -      Desarrolla a la metodología correlacional y a la metodología experimental.
-          La primera es enfocada a estudiar las diferencias individuales y en los grupos sociales; considera a los comportamientos como manifestaciones consistentes y permanentes en el tiempo, que a su vez dependen de variables internas en los sujetos, difícilmente modificables por influencia del medio ambiente. Su interpretación se basa en el análisis factorial y el coeficiente de correlación).
-          La metodología experimental tiene por objetivo estudiar las variaciones de comportamiento provocadas a través de la experimentación, por medio de variables situacionales y riguroso control para evaluar las posibles causales. Ejemplo de ello, son los estudios experimentales inductivos, representados en los supuestos  teóricos del conductismo; y los estudios experimentales deductivos, representados por los supuestos teóricos del cognoscitivismo.
-           Los estudios “Softmodeling” y “Structuralequationmodeling”, que hacen uso de modelos matemáticos para captar sistemas complejos en donde existe vacío teórico, ayudando a la predicción, y a la vez, sin asumir relaciones causales; así, implican selección de variables latentes, su relación a otras variables, la selección de variables manifiestas, recolección de datos, y evaluación.
 Paradigmas subjetivos.-  Preside a la filosofía de las ciencias sociales en una ontología de la realidad a través del nominalismo, por lo que le considera como externa, nombrada, conceptuada, etiquetada; lo cual permite su descripción, interpretación y gestión. Con postura epistemológica antipositivista, por el relativismo del mundo social, que es comprendido directamente por las personas que en éste particular se encuentren implícitas; a la vez, atañe a la conducta humana el voluntarismo, con actitud creativa, de libre albedrío, y autonomía para influir en los propios ambientes. Su metodología estriba en la ideografía, ya que destaca a la experiencia subjetiva para construir los ambientes y desarrollar dialéctica social;  principalmente centrada en análisis microsociales, y en enfoques sociológicos.
 De acuerdo a esta concepción subjetivista, la discapacidad no existe en sentido absoluto, sino interactivo, interpretada como   una situación concreta, es decir, cómo el individuo se define a sí mismo, partiendo de una construcción social. Ejemplo de paradigmas subjetivos, son la etnometodología, y el interaccionismo simbólico.
 Los aportes del método etnográfico a la educación especial se reflejan en práctica delimitadas por el contexto, que consisten en observación participativa, uso de entrevista, estudio de expedientes escolares y administrativos, acceso a resultados de test, filmación de sesiones de clase o de las entrevistas de orientación, devolución de información a los propios actores; uso de la descripción para detectar los medios y formas en que éstos organizan su vida social común.
 El interaccionismo simbólico ha desarrollado experiencias de investigación escolar avocadas a la cultura de la infancia ante la escuela, interviniendo en la interpretación del juego escolar, los códigos de conducta frente a las figuras adultas, y ante las actividades escolares; los conflictos entre profesor-alumno; la resistencia a la escuela; la solución individual a problemas frente a la escolarización; a los juicios colectivos de los estudiantes, que a su vez conforman un bagaje cultural compartido; las variaciones de los contextos y su influencia en la vida escolar; a los subgrupos culturales surgidos dentro de la dinámica escolar;  las estrategias definidas para  la negociación permanente. Otras intervenciones de este tipo de investigación dan cuenta de investigación acción con fines de diagnóstico, las explicaciones de lo que “Dicen los propios actores”, para fines de innovación.
 Paradigmas de consenso o de orden microscópico.- Surgidos de los supuestos de la sociología de la reproducción; tienden a explicar la unidad y la cohesión en la sociedad, a partir de la homogeneidad, la estabilidad y la integración de normas y pautas conductuales.
Su influencia en  la educación especial ha sido sumamente de importancia, ya que define a los comportamientos como funcionales o disfuncionales para la sociedad; y a quienes son considerados en esta última determinación, como población desviada de la normalidad, particularmente discapacitada, lo cual la hace obligatoria y tendenciosamente partícipe de programas de tratamiento especial y rehabilitación.
 Paradigmas de conflicto o de orden microscópico.-   Al contrario de los paradigmas anteriores, los supuestos de la sociología del conflicto, concibe a la sociedad como un profundo y arraigado conflicto de intereses, lo cual genera relaciones de poder y desigualdad reflejado en las clases sociales, razas, género, orientaciones sexuales y capacidades especiales. A consecuencia de la dominación económica y política, que impone a otros: Normas, lenguaje y cultura, y por ende, desvaloriza los comportamientos y estilos de vida de los menos favorecidos, asumiendo en los sujetos una discapacidad social, al no ser adecuado para participar en ésta, y formando  parte de población sobrante (Desfavorecida, minorías, en condiciones de vulnerabilidad).
 A la vez,  esta autora sugiere la presencia  también  de cuatro paradigmas en las experiencias de investigación educativa para la pedagogía especial, siendo estos:
- El funcionalismo (Basado principalmente en el enfoque del diagnóstico y la intervención educativa).
- El constructivismo (Dirigido a la interpretación de cómo el individuo  construye el mundo social que le rodea, a través del aprendizaje, la intencionalidad, los estados de funcionamiento cognitivo, y de los significados como hecho consciente.
- El estructuralismo o funcionalismo crítico (Tiene influencia en investigaciones avocadas a analizar y criticar las estructuras materiales, como los marcos legales, la disposición y conciencia de los grupos sociales respecto a su relación de desventaja y espacios participativos, en aspectos como la economía, el derecho, la arquitectura, el lenguaje, la comunicación, y la tecnología).
- El paradigma humanista o constructivismo crítico (Considera a las estructuras ideológicas presentes en la interacción humana; influido por los supuestos de investigación crítica y corriente postmodernista de la ciencia y de la sociología. Cuestiona entre algunas prácticas, las formas en que se detectan en las escuelas a los alumnos con deficiencias; qué tipo de estudiantes se concibe a partir de esta identificación; la existencia o no de dificultades del aprendizaje como subyacentes del alumno; la discriminación; la resistencia como colectivo social; admite las tendencias de la teoría histórica sociocultural para explicar al aprendizaje y sus oportunidades. Otras aportaciones se observan en supuestos actuales de la escuela inclusiva, tales como su visión holística,  la adaptación curricular a la diversidad de los alumnos; la descentralización de las políticas educativas;  el respeto a las culturas regionales; la importancia enfática en la construcción del conocimiento y en los significados subjetivos; la exigencia de mayor responsabilidad individual, moral y política; el control social radicado en procesos comunitarios, como parte de gestión y acción micropolítica.
 Concluye, que si bien la base disciplinar de la educación especial ha sido el paradigma funcionalista, está de acuerdo con Skrtic, 1996, respecto a que sus aportaciones educativas se consideren desde paradigmas múltiples del pensamiento científico social, aún a riesgo de enfrentar por problemas, una fuerte resistencia de los actores; que el discurso se convierta en sustituto de la acción educativa para los alumnos con capacidades diferentes; y que también el discurso se mantenga a nivel de paradigmas.
4 Modelos históricos para comprensión de la diversidad funcional.  Refieren implicaciones prácticas, a partir de los sugeridos por Demetrio Casado (1991) (14), siendo éstos la integración utilitaria, la exclusión aniquiladora, la atención especializada y tecnificada, y la accesibilidad.
 A opinión de Pantano (2007) (15), es necesario complementar los modelos históricos señalando como más representativos: El médico rehabilitador y el social; para identificar desde las nominaciones, y desde los conceptos en uso, las particularidades para comprenderla y vivirla como “Condición”, o como “Situación”.
Al respecto, Agustina Palacios y Francisco Buffini (2007) (16), proporcionan un análisis histórico de gran utilidad para la concepción de la discapacidad, ya que consideran que la concepción del paradigma médico-rehabilitador está en consonancia con la idea positivista de la ciencia, predominando abrumadoramente el predominio de las ciencias naturales y físicas sobre las sociales.
(14)  Díaz Velazquez, Eduardo. (2003 ) Reflexiones epistemológicas para una sociología de la discapacidad.
(15) Brogna, Patricia (2009) Visiones y revisiones de la discapacidad.
(16) Ídem.
   Este mismo autor propone la clasificación histórica de los paradigmas y modelos de la discapacidad, en:
 Paradigma de la prescindencia. Sugiere la causa original de la discapacidad en motivos religiosos; personas innecesarias por no contribuir a las necesidades de la comunidad; como parte de dicho paradigma, se pueden identificar a los modelos de marginación y eugenésico; el primero, basado en los conceptos de valor social, marcado por la exclusión, al igual que lo eran quienes vivían en extrema pobreza; eran objeto de burla o de caridad; se explicaba como castigo por pecados cometidos por la persona o su ascendencia; ejemplo de ello, es la concepción de la discapacidad implícita en las religiones judío y cristiana. El segundo, basado en los criterios de perfección física y racional, característico del periodo clásico de civilizaciones como la griega y la romana; marcado por la búsqueda de perfección humana, basada en la estética, (En lo particular, añado a ella la práctica de reflexión filosófica, y la estrategia militar); así como en las aportaciones del Darwinismo social.
 Paradigma de la rehabilitación. Define las causas en el individuo, sus deficiencias y sus dificultades; la rehabilitación es su meta prioritaria; requiere de intervención profesional y especializada, pretendiendo un estado de normalidad. Los modelos médico y bio-psico-social forman parte de este paradigma.
  El modelo médico concibe a la discapacidad como una patología,  bien, como consecuencia permanente de enfermedad o de accidentes; por lo que enfatiza la prevención, la sanación o el tratamiento; siendo por lo tanto, un problema personal que requiere asistencia médica profesional; y tendrá por consecuencias, la adaptación.
El modelo bio-psico-social, también llamado modelo integrador, trata de articular las concepciones médicas, psicológicas y sociales de la discapacidad, prioriza a la concepción médica ante la sociológica. Su conceptualización agrupa las distintas situaciones del individuo en un determinado estado de salud; a la vez, limita el término funcionamiento a la actividad corporal; sus deficiencias y restricciones en la interacción y participación; así como la presencia de factores contextuales considerados como barreras. Ejemplo de ello, son las concepciones ofrecidas por la Organización Mundial de la Salud, 2001; y la Clasificación Internacional del Funcionamiento.
Paradigma de la autonomía personal. La discapacidad y sus consecuencias se centran en el entorno, no en el individuo, con sus deficiencias o inhabilidades. Pretender revertir la circunstancia de dependencia hacia los demás, por lo que la rehabilitación deberá darse a los contextos circundantes, que generan o consolidan la exclusión. Este paradigma enfatiza al modelo social y al modelo de la diversidad funcional.
 El primer modelo no niega la causa biológica de la discapacidad, y a la vez prioriza a las condiciones del entorno como causales de definición de discapacidad en la persona; por lo que plantea que la discapacidad tiene solución en la acción colectiva para permitir la plena participación de las personas en esta situación de vida, incluida la política, como ámbito de los derechos humanos. Su perspectiva obliga a la capacitación, en vez de la rehabilitación, teniendo por consecuencia la reestructuración social y económica.
 Rechaza definir la identidad de las personas por la discapacidad misma o por las implicaciones psicológicas como las teorías de la inferioridad o del duelo; a la vez, propone un análisis  de las personas y la discapacidad como desventaja social, por medio de los aportes del interaccionismo simbólico, abordando así las pautas culturales y sus prejuicios.
  El modelo de diversidad funcional adiciona al análisis social, el enfoque bioético; por lo que recurre a dignificar el derecho a la diversidad y a la igualdad jurídica; enfatiza la presencia de discriminación más allá de la enmascarada  intolerancia; por lo que connota una posición y teoría sociopolítica de ciudadanía en y para la diferencia.
    Al respecto,  la Resolución A/53/243 de la Declaración sobre una Cultura de Paz de la Organización de las Naciones Unidas, en 1999, hace mención a la  urgente necesidad de buscar  estrategias y/o recursos múltiples para eliminación de  toda forma de discriminación e intolerancia que se puedan establecer contra los seres humanos con diversidad funcional.
      Añadiendo que existen  más de 650 millones de personas que viven con alguna diversidad funcional.  Cifra a la que se agrega el grupo de sus familiares que conviven con ellas y ellos de manera habitual obteniendo por resultado, a aproximadamente dos mil millones de habitantes que, de una forma u otra, conviven y viven su cotidiano con esta circunstancia.

       Y que a su vez, en todas las regiones  y en cada país del mundo, las personas con diversidad funcional viven frecuentemente al margen de la sociedad, excluidas de numerosas experiencias fundamentales de la vida. (17)
 Referencias bibliográficas:


  • INEGI.“Las personas con discapacidad en México: Una visión censal” México, 2004.  (10)

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