Para comprender el nuevo paradigma que arropa al concepto de Diversidad Funcional, para referencia de las personas que se desempeñan en la vida diaria de múñtiples y variadas formas, para asistir sus necesidades individuales e interactuar con el contexto natural y social, requiere de desvestir las concepciones y actitudes deterministas del paradigma médico para explicación de la comúnmente llamada: Discapacidad.
Dis-capacidad, de acuerdo a sus pautas etimológicas es una palabra inexistente... Lo más cercano a ella, es "Capacitare", cuya definición se acerca a "La capacidad de... Con capacidad para... De habilidades en..."
Discapacidad, siguiendo esta lógica semántica, atañe a la falta de capacidad; ausencia de capacidad.
Dentro del marco explicativo clínico y rehabilitador, el déficit en las capacidades motoras, sensoriales, perceptuales o intelectuales, implica por lo tanto, una condición de discapacidad, en cualquiera de estas formas.
Como medios de compensación, la asistencia terapéutica es la adecuada para "Re-habilitar" para su funcionamiento, o déficit, de quien lo presente.
Así, surgen en los ámbitos de salud y de educación, estrategias y acciones dirigidas para atención de las personas con discapacidad.
El primer ámbito se atiende de los apoyos correctivos (Auxiliares auditivos, visuales, de postura y locomoción, fármacoterapia, entre algunos); el segundo ámbito, apertura a las llamadas escuelas de educación especial.
Aunadas a esta visión de asistencia institucional, se encuentran las barreras del contexto, que no pueden salvarse a través de la interacción uno a uno... los servicios públicos, domésticos, recreativos, profesionales,
no responden adecuadamente a las necesidades requeridas para que las intenciones re-habilitatorias sean de impacto y permitan una plena integración.
Esta disparidad de situaciones de vida, el no acceso a las oportunidades para la vida, la carencia de empatía social ante la presencia de personas con capacidades diversas, han sido pesadas vendas para las directrices institucionales y de los Estados.
La proclama de reconocer a las personas a partir de la Diversidad Funcional, y no a partir de una situación de vida en la cual convive con una disminución física (Sea motriz, intelectual o sensoperceptual), es una lucha emprendida por grupos, asociaciones, familias y personas cercanas a esta problemática.
Los avances culturales respecto a aceptar la diversidad humana, han sido también marco referencial para ello.
El concepto Diversidad funcional, pretende superar neologismos, como "Capacidades diferentes" y "Capacidades especiales"; la primera, porque si bien, portamos diferencia en la manifestación de capacidades, influido ello por educación, características personales, y hábitus, de cualquier modo, compartimos un patrón general como especie humana. Hablar de capacidades especiales, remite nuevamente a caracterizar como "Diferencia extraordinaria".
Diversidad funcional implica pues, situarse en un paradigma más humano, crítico, más allá del neopositivismo.